EL SKATEBOARD EN MEDELLIN
La historia del skate en el Valle de Aburrá se cuenta como una de esas anécdotas del underground que ya no se sabe quién la narró primero pero todos la conocen y repiten con algunas variaciones cuando se reúnen a montar, y que comienza como: “Un amigo conocía a alguien que tenía la posibilidad de traer las tablas desde la USA. Luego una señora o señor comenzó a traer mercancía y las vendía en el garaje de su casa a puerta cerrada...”.
Los primeros en llegar se las llevaban todas. A medida que crecía el rumor más jóvenes preguntaban y guardaban sus ahorros para comprarse una patineta. Pero muchos salían sin una tabla en sus manos porque otros ya se las habían llevado o reservado. A partir de ese momento surge la primera edad del skate en el Valle de Aburrá. Una época a la que todos llaman “la vieja escuela” porque fueron los primeros que se vieron rodando, saltando, cayendo y haciendo trucos en las calles de la ciudad.
La segunda edad del skate está marcada por otras tendencias urbanas que tienen relación con la música y el estilo de vida. En ella, se presentaron encuentros y discusiones desde los expertos y los novatos. Divisiones entre skaters raperos, punkeros, metaleros y los que no se definieron como pertenecientes a un grupo.
Luego, la falta de espacios para montar y los constantes regaños de los policías y vigilantes del espacio público y privado en la ciudad provocaron una unión entre los skaters, a pesar de las diferencias. La pelea por la construcción de skateparks con rampas, muros, piscinas y tubos se logró en gran medida por la movilización de quienes montaban. Esta unión entre la vieja escuela, la nueva y los que comienzan a aprender, dan inicio a la tercera edad que se podría denominar como una etapa de amistad, mucho más afianzada, en el skateboarding del Valle del Aburrá. Un momento para participar y compartir en campeonatos, retos, recorridos, viajes, mañanas, tardes y noches montando.
David González llegó al skate en los inicios de esta etapa. Cuando tenía diez años se quedó observando lo que otros podían hacer con una tabla. Apenas “los grandes” se sentaban en un muro para descansar, él les pedía prestada la tabla para poder montar. Todos los días David llegaba a un lugar donde estuvieran los skaters para aprender trucos y luchar con la lija entre los pies. Logró su primera tabla después de rogarles a los demás para que le ayudaran a conseguir una.
“El Cabe”, “Barbas” y “El Paisa” se convirtieron en su primer apoyo y sus primeros amigos para montar. Era curioso ver a un niño junto a los skaters de la vieja escuela montando juntos. David pasó de ser un niño inquieto, de escasos recursos, que vivía en el norte del Valle del Aburrá y practicaba gimnasia, a un skater consagrado.
Daniel Puerta, skater de San Joaquín e integrante de La Mojiganga cuenta: “Yo recuerdo hace muchos años ya, cuando llegó el rumor: ¡Uy parce en Niquía hay un niño demasiado teso! ¡No se imaginan! El Paisa le regaló una tabla y aprende cualquier truco como si nada, se los hace todos de una. Talento innato”.
DAVID GONZALEZ (skater profesional)
DAVID GONZALEZ (skater profesional)
David González era un niño de origen humilde que estuvo a punto de perder su casa y quedarse en la calle junto a su madre y hermanos. Cuando recibió su primer pago del extranjero por su habilidad al montar, justo quince días antes que los echaran, pudo pagar otro lugar donde vivir con su familia.“Tuve suerte” dice David, pero todos los skaters saben que lo que él ha logrado ha sido por su talento. “Cuando ya por fin vi el rumor andante quedé asombrado. Él hacía en menos de un año lo que he intentado siempre y no he logrado aún-jajaja-. Se le veía el talento y todos sabíamos lo que podía ser para el skateboarding colombiano: algo grande”, cuenta Daniel.
“David comenzó a ser registrado en videos y fotos. Pronto empezó a ser reclamado y patrocinado por compañías extranjeras que no dudaron en convertirlo en el primer Skater PRO colombiano, eso nos enorgulleció a todos”, agrega Puerta.
Juan Pablo Gallego (Barbas), skater de la vieja escuela y fundador del Parche Escuela Skateboarding Medellín habla sobre David: “Es mi amigo, mi inspiración para trabajar con lo que me gusta. Es la persona más responsable que he conocido con tan poca edad. Nadie como él está tan pendiente de toda su familia, la relación que tiene con su mamá es su mayor fuerza para patinar. Para mi David es más que un ídolo como skater, aunque no es el más juicioso, es el mayor ejemplo a seguir como persona”.
Ya muchos niños y jóvenes en Antioquia quieren ser como él. Incluso en el exterior algunos jóvenes imitan su pelo largo y ropa oscura. “Una vez lo invité a patinar y ese día tenía una clase con cuatro niños y los recogí a todos en el carro con David. ¡Ellos no lo podían creer! Yo hubiera querido conocer pequeño a mis patinadores favoritos y por eso fue que lo hice. Lo disfruté como si fuera ellos”, cuenta Juan Pablo.
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